miércoles, 6 de marzo de 2013

¡Viva la familia!

¡Viva la familia!

Hoy en día, la visión de una familia tradicional surgida a partir de la unión de una pareja heterosexual unida por el matrimonio y que poseen hijos ya sean biológicos o adoptados, coexistiendo en un mismo espacio, se ha modificado notoriamente ante fuertes cambios y movimientos sociales y a partir del reconocimiento de nuevas y diversas formas de organización de la vida doméstica denominadas nuevas formas de familia.

Primero en modo experiencial y posteriormente en el reconocimiento legal, el modelo de familia en el ámbito escolar se ha redefinido a partir, por ejemplo, de que los hijos e hijas de aquellas variantes de familias monoparentales por elección, homoparentales, extendidas, etc., concurren a centros educativos, al igual que los de las familias tradicionales, socializando y muchas veces superando en número a aquellos niños y niñas nacidas y criadas en familias tradicionales; sin embargo, su visibilidad no ha sido tanta en términos sociales como la que tiene el modelo tradicional, es decir, muchas y muchos convivimos con hijos/as de madres o padres solteros, con aquellos que vivían con sus abuelitos, y actualmente, la convivencia también se da con niñas/os que tienen dos papás o dos mamás en el caso de las familias homoparentales, y no poníamos atención en ello.

Como sociedad, es momento de hacernos algunas preguntas ¿Cuál es el fundamento de la familia? ¿Cuál es aquel ingrediente sin el cual no podemos pensar la familia en todas sus formas?, ¿Tiene que haber rol de paternidad y/o maternidad en las familias, es decir para ser familia, debe haber hijos e hijas? ¿Quiénes integran una familia? ¿Cuál debe ser o es su composición?

Desde mi punto de vista y salvo mejor opinión, considero que parte de las respuestas provienen de reconocer a la diversidad como el único factor común invariante en todas las modalidades de familia y agregar que cada integrante debe autodenominarse parte de esa familia, para que la misma se constituya, que no necesariamente hay hijos/as, pues una pareja ya sea heterosexual u homosexual sin vástagos, perfectamente se reconocen como familia. Como sociedad, estamos en un proceso por el cual el concepto de familia, la tradicional o nuclear, pasa a ser reconsiderada a la luz de la gestación de múltiples y variados modelos familiares que en la actualidad encuentran su lugar en la sociedad, y que en nada demeritan a la misma sino la enriquecen.

Podríamos convenir, en que el parentesco familiar más que consanguíneo es social; que lo diverso es el denominador común a las diferentes formas de familia. Y aún más, en que la definición de familia parte de cada uno de sus integrantes, afortunadamente es una autodefinición y no una imposición del saber científico o religioso. Reconocer la multiplicidad de familias, su composición, nos enriquece como sociedad, no importa con quienes vivas, mientras sea en sana convivencia amorosa y con respeto a la pluralidad de las ideas.

Hasta la próxima.

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