martes, 25 de febrero de 2020

Storytelling. Herramienta de las Relaciones Públicas

Por Teodoro Briceño de la Parra
Qué nos gusta, qué queremos contar, quiénes participaran en nuestro proyecto, cualquiera que este sea, esto es importante para ti y podría ser importante para muchas personas a tu alrededor.
Desde hace un tiempo el storytelling y/o la narrativa han estado cobrando mucha importancia en el campo de las Relaciones Públicas y el Marketing.
El contar una historia, más allá de la venta y de las estrategias de posicionamiento, nos permite ser y vernos más humanos y que la gente se identifique con nosotros, al contar una historia buscamos mostramos tal cual somos, con nuestras fortalezas y debilidades.
Cuál es la historia qué vamos a contar y la experiencia que vamos a compartir con nuestros públicos, y cómo nos diferenciaremos de otras historias.
Lo primero es establecer una narrativa que sea congruente, es decir, vamos a contar una historia a partir de nuestras propias experiencias, que nuestros públicos se enteren de una problemática en particular, de la trama de la propia historia y su desenlace.
Ya que podrían existir personas que estén pasando por una situación similar a la tuya, y quieren saber cómo te fue, cómo abordaste determinada problemática y la solución encontrada, para que sepan más o menos que hacer con la propia, o al menos no sentirse solos al respecto, siempre se encontrará un valor o utilidad a las historias.
Lo anterior, nos permitirá generar un lazo con nuestra marca, ya sea personal o empresarial, generando empatía, el producto o la persona tendrán algo que les una a nosotros.
Es importante entonces, identificar historias sencillas que puedas contar a la gente o a tu público, y contar sobre todo cómo lograste encontrar una solución a determinados problemas o conflictos.
Esto nos permitirá fortalecer nuestra reputación.
Además, iremos conociendo el tipo de historias que le gustan a la gente, y cuales no le gustan, así como saber que cada historia podría tener un público diferente, por ejemplo; el storytelling aplicado al marketing, una persona tiene problemas respecto a su casa, cuando llueve se le filtra el agua, los productos para impermeabilizar no le han funcionado, de repente se entera por la radio, internet o televisión acerca de la experiencia de una persona que tenía el mismo problema y encontró una solución con un producto, que quizá se encuentre ofertando o vendiendo. Aquí, la narración del problema, hizo que un sector con problemas de impermeabilización se identificara con la historia, logrando que algunos de ellos, quizá buscaran el producto para adquirirlo.
Otro ejemplo, alguien con problemas de sobrepeso, en una situación similar a la de muchas personas, cuenta cómo le está haciendo para solucionar sus problemas de obesidad, puede conectar con personas en situación similar.
Alguien más, quizá sin trabajo, despedido, desesperado, escucha y conoce la historia alguien que se encontraba  en la misma situación y pudo salir adelante, a través de la implementación y desarrollo de un proyecto.
La forma de contarlo, la pasión, la honestidad que se le ponga a la narración de historias, podrá crear empatía, identidad con el público, engagament, conectar y hacer llegar su mensaje.
Todos y todas podemos contar una historia sobre nosotros mismos, que pueden distar muchas veces de otras realidades, en este caso la solución es humanizarlas, no crear superhéroes, no crear ficciones, no crear cuentos de hadas.
Contar la historia de tu vida ligada a tu proyecto si favorecerá tu proyecto, tu propuesta, desde que se generaron cambios en la misma, al dar a conocer esta historia puedes generar lazos emocionales entre tu proyecto, tu producto y el público.
Creo que muchas personas conocemos la historia del Coronel Sanders, fundador y creador de Kentucky Fried Chicken, del refresco de Coca Cola, la historia de Apple y la manzana envenenada, la historia de Nelson Mandela, casos recientes, la propuesta e historia de Airbnb, y así muchos ejemplos.
Podremos crear, por supuesto, otras historias en torno a situaciones que afectan y preocupan a la gente; contaminación, medio ambiente, derechos humanos, igualdad, racismo, etcétera.
Qué historia vamos a contar nosotros, esa es nuestra tarea y responsabilidad, pero se puede responder a sobre qué necesidad queremos cubrir, la apuesta que hacemos en qué contribuye a la sociedad, somos o no ejemplo o inspiración para algunas personas.
Nuestra historia podría ser única, con identidad definida, propia, con una posición social y a veces hasta política.
Debemos ser conscientes que nuestra historia puede inspirar a quien la escucha.
Además, algo que también podríamos utilizar, son las historias de otras personas relacionadas con nuestra marca o nuestra persona.
Vamos a contar historias con pasión, creíbles, que inciten a conocernos, a nuestra marca, que generen adhesión. Somos millones de personas con millones de historias, y es necesario darlas a conocer.
Vamos a experimentar con nosotros mismos, nuestro cuerpo, nuestra propia historia personal, nuestros fracasos y éxitos son una fuente inagotable de saberes por contar.
Dónde contar historias, pues en las redes sociales, en nuestros estados de whatsapp, en podcast, en youtube, en fin, contamos con un sinfín de herramientas.
Si las tengo que escribir, yo te diría que si, como un guión, con ideas.
Puedo experimentar, si, desde hacer un en vivo en Facebook.
Puedes contar un día en twitter, siguiendo una línea de tiempo y arrobando, para dar secuencia.
Un gimnasio puede contar cientos de historias en torno a los cambios que se generan sobre una persona que se disciplina, cómo cambia su cuerpo, su salud, su autoestima, sus relaciones, su humor.
Un restaurante puede contar su historia en días, en meses y años, su comida, su gente, su música, los cambios del barrio donde se encuentra.
Una escuela puede contar historias de casos de éxito de sus egresados y egresadas, de su papel en la sociedad y la influencia que han tenido.
La iglesia ha sido una gran contadora de historias, de cómo personas consideradas o no pecadoras lograron status de santidad a través de sus luchas, errores y cómo vencieron o superaron obstáculos, para alcanzar eso que se llama santidad.
Yo te cuento mi historia, tú cuál historia estás contando, cómo la relacionarás con tu marca, empresa o emprendimiento, qué valores comunicas.
Te invito a comentarlo en mis redes sociales, y a que me sigas y me compartas si te gustan mis contenidos, y si no te gustan pues también compártelos, compartir es un gran regalo para los demás y para nosotros mismos.
Quiero conocer tu historia, créemelo, es importante para mi.
Vamos a generar lazos entre nosotros, entre tu historia y la mía, entre nosotros y nuestro público, y recuerda que lo más importante siempre serán ellos y ellas que escucharán nuestras historias, porque son nuestro objetivo y en quienes pensamos al crear un producto, marca, empresa o emprendimiento.
En twitter me encuentras como @TeoBriceo
En instagram como @theobri
En YouTube y Facebook como Teodoro Briceño de la Parra
Gracias por leerme, hasta la próxima.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Ideas para la construcción de un proyecto de vida



Por Teodoro Briceño de la Parra
En este post comentaré la experiencia a partir de que inicié mi canal en YouTube y Podcast, con el propósito de crecer con ustedes y emprender a partir mi propia experiencia y edad, porque muchas personas consideran que a cierta edad ya no se puede hacer mucho, y considero que no es así, que podemos hacer y mucho y contribuir además a la sociedad y nuestras familias, venciendo estereotipos y nuestros propios miedos, experimentar con nosotros mismos y compartir lo que vayamos haciendo, en nuestro propio campo profesional y de experiencia de vida.
Con lo anterior, me surgió una nueva duda o cuestionamiento y que, a decir verdad, siempre me he hecho, desde que en algún momento de la vida comencé a preguntarme qué quería para mi, mi vida y mi futuro, y si eso que quería me haría feliz.
Sin saberlo estaba en la búsqueda para la construcción de un proyecto de vida, que ha ido evolucionando, desde mi propia experiencia, por las circunstancias de la vida, aprendizajes y demás, esto es prácticamente inevitable, porque uno se fija metas y quizá no sean las más adecuadas para uno, es decir para mi o para ti.
Y es lo que quiero compartir con ustedes en este artículo.
Como les digo, uno propone y Dios dispone, pero esto no significa dejar que las cosas pasen, al contrario, uno busca lo que cree es mejor para su vida, pero he encontrado que la misma vida va perfeccionando nuestros deseos, a partir de dos sentimientos: el amor y el miedo.
Es decir, tenemos que decidir qué hacer con nuestra vida, nuestra historias, nuestros proyectos y sueños, venciendo miedos y con amor.
Lo anterior implica pensar y repensar aquello que queremos hacer y si esto nos hará felices. Porque no es cualquier cosa lo que queramos hacer, es la construcción de una gran obra, la más importante para nosotros: nuestra vida.
De lo anterior surge el cuestionamiento ¿Qué es un proyecto de vida? Es aquello que una persona se traza con el objetivo de conseguir uno o varios propósitos para su vida, su existencia, en otras palabras, se asocia a la búsqueda de  la  propia realización personal.
Es definir de manera consciente las opciones para guiar nuestra vida y alcanzar las metas que nos proponemos.

El primer comienzo es ubicarnos desde nuestra propia historia, nuestra relación con nuestra primera familia, si hubo papá, mamá, hermanos o hermanas, tutores, escuela, religión y otras tantas circunstancias que fueron definiendo nuestra personalidad.
Esto implica reconocer las cosas buenas que nos ocurrieron pero también aceptar aquellos errores y circunstancias que nos hicieron daño, sobre todo aquello que no podíamos manejar por nuestra edad, situación o género y que no dependía de nosotros.
Reconocer las experiencia y miedos que modificaron nuestras expectativas de vida, que ya pasaron pero dejaron marcada nuestra existencia.
Reconocer que hubo cosas muy buenas y otras que quizá fueron traumáticas, dolorosas y que no queremos recordar, pero que están ahí y forma parte de nuestros miedos, enfrentarlos. Y enfrentarlos serán necesario porque quizá se presenten en un futuro inmediato y debemos estar preparados para evitar que vuelvan a suceder, romper ese círculo vicioso que podría impedirnos crecer en nuestro proyecto de vida.
Porque nuestro proyecto de vida debe construirse con base en el amor a nosotros, a nuestra persona y no en miedos, porque los miedos podrían afectar tomar las mejores decisiones, y debemos recordar que un proyecto de vida nos da un por qué y un para qué a la existencia humana.
Es decir, elaborar un proyecto de vida le dará un sentido de vida a nuestro presente, porque de alguna manera se vive del presente pero sin perder de vista que el futuro se construye día a día y se convertirá en nuestro presente.
Un proyecto de vida puede ir por etapas y renovarse conforme vayamos alcanzando algunas metas como acabar la primaria, la secundaria, acabar o no la universidad, formar o no una familia, encontrar el trabajo de nuestros sueños, construir la casa de nuestros sueños,  un viaje, etcétera.
Un proyecto de vida puede iniciarse y renovarse en cualquier etapa de nuestra vida, a partir de que seamos conscientes de la importancia de construirlo, es decir podemos iniciarlo y reiniciarlo en la edad en la que nos encontremos en este momento, 20, 30, 40, 50, 60, 70, 80 o más.
Y soy claro en esto de la edad, porque conocí a una persona mayor de 80 años que su proyecto de vida a esa edad era el iniciar el cierre de ciclos, consciente por supuesto de la etapa en la que se encontraba, decía “mi proyecto es ser feliz en esta etapa de mi vida y lo haré cerrando ciclos y cumpliendo sueños que he dejado pendientes años atrás”.
Este proyecto de vida es decidir por uno mismo, que es ya en sí, un paso trascendental ya que implica tomar las riendas de nuestra vida personal y asumir las consecuencias de nuestra decisiones –lo que implica responsabilidad-.
Tomando por supuesto en cuenta, la formación que recibimos en el ambiente familiar, social y cultural, que influyó en la definición de nuestra personalidad, pero que una vez tomando conciencia de esto, sabemos que podemos modificar.
En resumen; vamos a pensar cómo esta nuestra vida, qué queremos cambiar y a dónde queremos llegar a partir de este momento.
Un proyecto de vida debe contemplar tres aspectos fundamentales: Visión, misión y metas.
La visión de un proyecto, es la imagen del futuro que queremos lograr, nos indica a dónde queremos llegar y cómo seremos cuando lleguemos. Esto incluye objetivos, aspiraciones, esperanzas, sueños y metas. Cómo nos vemos en determinado tiempo o plazo, uno, dos, tres o más años.
La misión es la forma de llegar a la visión a lo largo del tiempo, son las actividades que vamos a realizar para concretar la visión. Qué haremos para alcanzar esa visión o la forma como nos vemos a uno, dos, tres años o más.
Las metas son las realizaciones concluidas en el tiempo de lo que nos hemos propuesto como proyecto de vida.
Con estos tres aspectos, el primer punto es visualizarnos,  a partir de nuestra vida en este momento, quién soy, cómo soy, qué hago, y ubicarnos en el futuro planteándonos objetivos o metas a uno, dos, cinco o más años –quién seré, cómo seré, qué estaré haciendo, etcétera-.
Somos creadores de realidades, sólo hay que buscar el ángulo correcto.
Pensar que un proyecto de vida no se agota en el estudio, hay que tomar en cuenta deseos a nivel afectivo, social, familiar y laboral, tales como pareja, profesión, familiar, lugar y tipo de vivienda, número de hijos, hijas, valores, salud, entre otros aspectos.
Reconocer qué aptitudes, que valores, que fortalezas poseo y viceversa, qué debilidades tengo, que me frustra, qué me hace sentir mal, qué me da miedo.
En este sentido ubicarnos en un tiempo espacio, qué es lo que soy y dónde estoy,  qué es lo que quiero ser y dónde quiero estar.
En el ejercicio de vivir a plenitud les invito a proyectarse, a construirse, reconocer que la capacidad de crear y hacer magia está en nosotros, reconocer que los límites los colocamos nosotros y nosotros mismos los podemos vencer, es importante que creas en ti y si crees en ti, puedes alcanzar todo lo que quieras o deseas.
Qué no te digan que el cielo es el límite cuando sabemos que hay huellas en la luna.
Lo más importante eres tú y lo que decidas hacer con tu vida, si tú eres feliz, las personas que están a tu alrededor también podrán ser felices, porque nadie da lo que nadie tiene.
@TeoBriceo


lunes, 27 de enero de 2020

Sin ideas para escribir


Por Teodoro Briceño de la Parra
Sentarse a escribir algunas ideas no es tan fácil cuando consideras que no tienes ideas, aún con la premisa de que tienes que escribir un blog precisamente sobre eso, “el escribir ideas”, y que estas ideas pudieran ser de interés para alguien.
Me encuentro en esa fase precisamente, en la que reconozco, que por ocuparme de concretar algunas ideas, no las escribía, lo dejaba como un pendiente, aunque ahora, en esto que podría ser un tiempo muerto, aprovecho para escribirlas.
Lo cierto es que no tengo idea sobre lo que quiero escribir con exactitud, sólo que deseo escribir cualquier cosa que pase por mi mente, me siento con la imperante necesidad de hacer algo, de comunicar algo, y ese algo resulte interesante para alguien que quiera leerme.
En algún momento de mi vida, solía escribir mis sueños al levantarme de mi cama, para impedir que se me olvidaran durante el día, ya que algunos en verdad me parecían muy interesantes, por muy locos o estrafalarios que fueran.
Posteriormente, por la prisa para salir al trabajo o la oficina, dejé de hacerlo, ya que dormía muy tarde viendo, generalmente, algunos programas de televisión o series. Y es que al concluir el día, -ese momento antes de dormir, en mi cama-, era el único espacio que tenía para alguna distracción considerada mundana, como el ver algo en televisión y ese algo me hiciera dormir.
Pero cielos, algunas series me resultaban bastante atractivas y divertidas como para aburrirme, lo que me tentaba a ver un capítulo más y reducir mis horas de sueño, mala idea, porque al otro día sufriría las consecuencias; trabajar con sueño en la oficina y no leer nada en mi trayecto al trabajo.
Es un vicio de este tiempo, muchas conversaciones en los centros de trabajo giran en torno a lo que vieron por la noche, y la subsecuente queja de no haber podido dormir bien durante la noche.
Compartirles esta situación no resultará para ustedes interesante, porque quizás se encuentran en la misma situación, y no requieren que alguien se los recuerde, pero la vida es así. Los días se han alargado tanto que las noches tienen a desaparecer por más largos que sean los inviernos.
Y aquí estoy contándoles todo esto, porque no tengo precisamente ideas que comunicarles, sólo quejándome de una situación que yo mismo propicio, y estoy casi seguro que por la noche la historia se repetirá nuevamente, porque esa siesta que tomaré de 20 minutos después de la comida, me dará la fuerza nuevamente para que mis noches sean largas.
Ese segundo café que tomaré contribuirá a lo mismo, porque ¿quién se resiste a una deliciosa taza de café, con ese aroma que vuelca recuerdos, afina esperanzas, crispa de fuerza los sueños, aumenta la ansiedad y los sentidos de alerta? Ese café que incrementa mi estado de ánimo y predisposición a, cuando me encuentro en cama nuevamente, sincronizar mi celular con la pantalla y disfrutar esa serie que me dejó picado desde la noche de ayer o madrugada de hoy.
¿Dije segundo café? si, segundo café, y es que en la mañana, como todas las mañanas, mi ritual en la oficina inicia con una super-mega deliciosa taza de café, en ocasiones acompañada con una galleta o pan bizcocho. Porque el día no inicia bien si no se toma una taza de café.
Por eso no tengo ideas que escribir hoy, y aquí frente a la máquina, intentando resolver esta cuestión: el dilema de escribir en torno a mi falta de ideas y que sea precisamente, mi sentido de culpa, quien me apunte con su dedo, diciéndome; tú tienes la culpa, tú que sabes que tomarás ese café y tu siesta de 20 minutos, así que no te quejes.
Quién quiere leer un artículo sobre ideas que no vienen a mi cabeza, sobre nada que contribuya al osado o osada que se atreva a leer este artículo, en fin, pero mis dedos ansían escribir sobre este teclado, plasmar ideas que no existen, que no toman forma y no inspiran a nada, un estado nihilista de las cosas, del sin sentido de las palabras.
He apresurado las tareas de mi oficina, ya envié los correos para este día, pensando que por el sueño que me cargo, retrasaría la entrega de los mismos, y aquí me tienen sin ideas, sin la musa inspiradora, que en su letargo olvida visitarme, sabiendo que la necesito tanto.
Doy un bostezo que parece contagiar a mis apesadumbrados compañeros de oficina, un bostezo, uno a uno, como orquesta que en compases lentos anuncia un gran concierto, pero de sueño, pareciera que en cualquier momento, cualquiera de nosotros se parará de su asiento y moverá los brazos como aspavientos, intentando rescatar lo que resta del día, en fin, es lunes y como todos los lunes, la rutina es así.
Caray, sigo pensando en las ideas, nada me viene a la cabeza, ni un picotazo de ave en la ventana me despierta, ni el pasar de los autos y las motocicletas, ni el tamborazo batiente que se acerca por las calles aledañas.
En fin, he perdido un momento valioso para compartir las ideas, y las palabras me las he gastado en quejas vanas sobre mi inoperante sensación de un día con mucho sueño, se acerca la hora de salir y parece que el día apenas comienza.
¿Se han sentido así? Yo creo que si, ojalá me lo pudieran compartir.
@TeoBriceo

lunes, 20 de enero de 2020

Presentando proyectos Xpresionns by Teodoro Briceño


Fácil o difícil
Por Teodoro Briceño de la Parra
Fácil o difícil, en negro, en blanco, a escala de grises o a colores, la vida se presenta en muchas tonalidades dependiendo del origen, dependiendo de quien la vea, cómo la viva, como la sienta.
Para muchas personas, me incluyo, la vida presenta todas las tonalidades posibles, pasamos por muchas fases y, en mi experiencia, depende mucho de la actitud con la que la enfrentemos.
Depende de cada uno de nosotros o nosotras, como personas, asumir una posición o actitud al respecto.
Nuestro carácter tiene mucho que ver, en un momento yo pensé, conforme pasaban los años, me volvería menos soñador, quizá más preocupado y más ocupado, más estable en mis pensamientos y sentimientos.
Pero sorpresa, la vida no me fue así, o no me va así, al contrario, he ido descubriendo un mar de infinitas posibilidades, de caminos, de posiciones, la vida me va colocando en rumbos que no creía o soñaba en determinado momento. Las preocupaciones quedaron y me ocupé de ellas, pero he ido aprendiendo que deben quedar en su justa medida, ni tanto que queme al santo ni tanto que no le alumbre.
¿Por qué? Pues porque las pruebas, las crisis por supuesto han estado ahí, siempre presentes, acechando, buscando quizá encontrarme en un descuido para hacerme caer, y quizá lo ha logrado, pero también me han fortalecido. Esas pruebas y esas crisis han sido o son en su caso, escuelas de entrenamiento, nos fortalecen, nos dan lecciones, a veces en la vida es necesario caer para recordar que estamos vivos y que el dolor también es necesario, por ejemplo cuando no paras de trabajar, cuando no descansas el cuerpo te obligará de alguna y otra manera a hacerlo, desde una gripe que te obligue a quedar en casa o un desmayo, porque en la vida también debemos parar y reflexionar, evaluar, revisar, considerar, descansar, porque el descanso es muy importante.
Todo esto me ha permitido, por supuesto, a comenzar a definir posibilidades, asumir riesgos, darme mi lugar, ser bondadoso y también egoísta, en el sentido de que si yo no me cuido, si no me preocupo por mi bienestar y desarrollo, nadie lo va a hacer por mi, y mucho menos lo voy a hacer por las otras personas, las que me rodean, las que se cruzan en mi camino diariamente.
Si aprendo a cuidarme y amarme, podré hacerlo por los demás, o podría ocurrir lo contrario, descuidarme a mi mismo por  cuidar y amar a los demás, grave error, porque en realidad yo mismo me estaría haciendo menos, pensaría que valgo menos que los demás, cuando no es así, cuando en realidad todas las personas tenemos el mismo valor, la misma dignidad, con independencia de nuestra propia historia, nuestras funciones, saberes y experiencias.
Todas la personas valemos y mucho por el hecho de ser personas, pero la responsabilidad de lo que hagamos con nuestra vida es sólo nuestra, no eres culpable por tu origen, por tu nacimiento y circunstancias, pero si eres responsable de lo que hagas con ella, con tu futuro, con tu persona.
Pero esta responsabilidad implica miedo, aceptarlo y reconocerlo.

El miedo es parte de nuestra vida, siempre estará ahí, en cualquier momento, pero también ese miedo nos recuerda que estamos vivos, que tememos ser dañados, es temer perder la seguridad, la tranquilidad, la vida, la salud, la familia, la pareja, el trabajo, lo desconocido, es aquello que podría afectar nuestras vidas o nuestra integridad.
¿Qué actitud asumir ante el miedo? no lo sé con exactitud, en mi experiencia, he considerado el miedo como algo que está ahí, y cuando lo acepto, se que las acciones o cosas que vaya a hacer me permitirán aprender, reflexionar, reconocer, aceptar, entre otras muchas situaciones.
El miedo, por supuesto es algo natural, nos permite medir riesgos, nadie entrará en un lugar lleno de serpientes venenosas, medirá el riesgo de coger armas, el miedo puede prevenir accidentes, en este sentido el miedo, que nos permite estar alertas, es útil, indispensable para la vida.
Pero a veces ese miedo se traslada a otras esferas de nuestra vida, impidiendo que vivamos en plenitud.
El miedo a fracasar en nuestros proyectos, el miedo a que se burlen de mi, de mi persona, de mi conocimiento estará ahí, pero lo otro, lo que viene, el futuro estará también ahí, con resultados derivados de cómo enfrentemos el miedo, la realidad.
El miedo es la antesala a una nueva visión de la vida.
Creo que reconocer el miedo como una herramienta es útil, tanto para prevenir como salvaguardar nuestra integridad.
Pero el miedo, reconocerlo y vencerlo en aras de nuestro crecimiento como personas  es fundamental.
Cada etapa de mi vida, echando una mirada atrás, ha significado correr riesgos, también sorpresas que no esperaba pero que resultaron magníficas.
Algo que he aprendido es a intencionar, una palabra nueva, a vislumbrar, a soñar, a visionar, a proyectar, a decretar.
A ponerme en movimiento, a hacer sinergia con la naturaleza, con el entorno, a preocuparme por mi espacio, a considerar el impacto que hacemos con nuestras decisiones en la naturaleza, en crisis en este momento.
Ahora me encuentro en una etapa de consolidar algunos proyectos e iniciar otros, y créanme si me da mucho miedo, pero también implica fuerza y saber que pueden suceder muchas cosas buenas y malas, pero espero que las cosas buenas sean maravillosas.
Y es lo que quiero compartir en este espacio con ustedes, atreverse a soñar, atreverse a hacer las cosas.
En este sentido, quiero anunciarles que me encuentro iniciando una nueva etapa en mi vida personal y profesional con un canal en Youtube y Podcast bajo el título de Xpresionns o expresiones con Teodoro Briceño.
Recibiré críticas, por supuesto, las espero, reconocimientos también, compartir todo lo que me ocurra, también.
Este proyecto de Xpresionns con Teodoro Briceño busca compartirles a ustedes mis proyectos, mis pensamientos y sentimientos, será un diario personal pero bastante público, ya que yo mismo soy el proyecto, así como lo escuchan.
Este esfuerzo es un reto, esperanzador, pero se que muchas personas se encuentran en una etapa como yo, en el que por la edad, por las circunstancias, por la preparación sienten perder la esperanza.
Entre mis retos, es compartir mi persona, lo que haré desde lo físico, el cuidado de la salud, por supuesto mi desarrollo personal, lo espiritual, lo profesional.
Estaré en algunos momentos con profesionales, hablando sobre esto de ser persona, de crear proyectos, siempre por supuesto con mi actividad profesional.
En este campo, el profesional, dedicaré un gran espacio a hablar sobre aquello que es mi campo, las relaciones públicas, la comunicación, la imagen, la política, el emprendimiento.
Quiero agradecer a las personas que escucharon mi primer podcast y video, les contesto, si hablaré de libros, de películas, de la vida política, de lo social, de tecnología.
Pero quiero decirles que en el hecho de experimentar con mi persona, me pondré retos y los asumiré con gusto.
En este primer mensaje, hablé del  miedo, porque lo tengo, a ser exhibido, a ser criticado, a no llegar a ningún lado, pero también a reconocer que voy a hablar sólo de aquello que conozco y quiero compartir, y también de lo que estoy conociendo y compartiendo con ustedes.
Vamos a vencer el miedo, vamos para adelante, no importa ni donde ni cuando, hay que hacer las cosas, por nosotros principalmente y por nuestras familias, y agradeciendo siempre a aquellas personas físicas y espirituales que siempre nos acompañan.
Vamos a creer en nosotros mismos, vamos a creérnosla que si podemos, todo esta en nuestra mente, pero también en las acciones para concretar aquello que pensamos.
Quiero un cuerpo sano, voy a hacer ejercicio, pensarlo y hacerlo. No es sólo el propósito, sino intentarlo y al intentarlo ejecutarlo, hacerlo, un día sí y al otro también.
Una casa no se construye mágicamente, sentemos los cimientos, y coloquemos ladrillos uno a uno, pared por pared, no importa la edad ni la situación en la que te encuentres, antes de ser panadero o panadera, puedes vender donas, no esperar a sacar la lotería sin comprar el billete, a Dios rogando y con el mazo dando.
Muchas historias de vida, de éxitos, de grandes empresas, se construyeron tras fracasos y luchas, a los 20, a los 30 o a las 70 o 80 años, la vida es maravillosa a cualquier edad y en cualquier etapa, tú momento es ahora. Les invito a hacer de nuestra vida una gran historia.
Gracias por leerme nuevamente, les espero en este espacio la próxima semana y recuerden seguirme en mis redes sociales:
En Facebook y YouTube como Teodoro Briceño de la Parra, en twitter como @TeoBriceo en Instagram Teo Briceño y en  mi sitio www.teobp.com
Les amo.