Algunas personas de forma optimista hablan de la democratización de la información y los cambios que ella está generando en el contexto mundial, por la accesibilidad que se tiene a través de las redes sociales, la implementación de tecnología en dispositivos móviles y demás.
Mañana
quizá estaremos conociendo lo último en aplicaciones, y para quienes tienen
mejores posibilidades económicas, de adelantarse a los cambios y propiciarlos
por ellos mismos.
Las
preguntas que vienen a colación son ¿Será cierto que esto contribuye a abatir
la distribución de la riqueza del conocimiento o servirán para mantener la
hegemonía de las mismas clases política y económicas dominantes? ¿El acceso a
la tecnología de forma masiva realmente es democrática, las y los usuarios de
estos realmente saben discriminar la información útil de aquella que es
simplemente basura informativa?
Cuando
en las instituciones educativas solicitan una investigación al alumnado, ¿han
sido ya capacitados en la búsqueda de información y de calidad?, creo que algo
está pasando, pues el mismo desarrollo de estas tecnologías han propiciado el
“copia y pega” sin que se reflexione o se lea a profundidad el contenido de las
mismas.
Este
desarrollo tecnológico también ha sido utilizado por la delincuencia organizada
para enganchar a niñas y niños, haciéndoles víctimas de este delito que va
creciendo; la trata de personas. Por otra parte volviéndose una contradicción,
estos medios de información y comunicación ha propiciado la falta de ella en la
familia, pues ya es común ver hasta en la mesa, que la comida se desarrolla sin
la menor platica entre sus miembros, ya no por la televisión encendida, sino
porque sus integrantes, sobre todo jóvenes, están en su dispositivo móvil
enviando a sus iguales mensajes o imágenes de lo que están realizando.
Lo
que a mi parecer sí está generando de forma democrática la implementación de
adelantos tecnológicos, es una nueva culturización, una sociedad más homogénea,
en el que están en juego las identidades como país, como pueblo y como cultura,
porque adolescentes y jóvenes en el afán natural de estar mejor y en mejores
condiciones desearán vivir como lo hacen sus pares en países más desarrollados,
lo que no está mal, pero si la forma como ésta se propicia.
Como
sociedad estamos enfrentando un nuevo reto; mantener y enriquecer nuestras
tradiciones y cultura, sin perder nuestra identidad y aquello que nos da
sentido como pueblo, y en esto somos responsables gobierno, sociedad, escuelas,
religiones, y sobre todo la familia.
Hasta
la próxima.
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