En
una comunidad, cualquiera que esta sea, convive un conjunto de personas, que
además deben desarrollarse en dos ámbitos, campos o espacios diferentes; el
público y el privado.
En
el espacio privado, nos encontramos con todo aquello que toca directamente a
nuestra persona, es decir que nos pertenece solamente a nosotros, que conforma
nuestra propia historia, nuestras experiencias, nuestro pensamiento, nuestras
tradiciones y costumbres familiares, relaciones de amistad y laborales, se destaca
sólo aquello que nos atañe y afecta en
nuestro entorno más cercano.
Como
espacio público, me refiero a aquel donde convergemos varias personas, que
salimos de nuestro propio espacio para entrar en otro lugar para encontrarnos
con personas y entornos diferentes, pero que tenemos algunos intereses en
común.
Lo
que regula este segundo espacio, viene aprendido del primero, es decir lo que
aprendimos en casa, lo proyectamos afuera, en la calle, si seguimos reglas en
casa o escuela, las tendremos que seguir en la plaza. Si respetamos las reglas
de casa son para tener una mejor convivencia familiar, esto mismo sucede si
respetamos las reglas sociales y leyes, que son para mejorar nuestras
relaciones fuera de nuestro ámbito personal.
Lo segundo, es lo que compartimos con otras personas; quién gobierne, quien
administre, quién eduque, cómo encontrar una solución a los problemas que nos
afectan como comunidad. ¿Y
de qué nos sirve conocer o identificar estos dos espacios? La respuesta es
sencilla, porque lo que sucede en el espacio público surge precisamente de lo
que ocurre en el espacio privado.
Si
afuera no respetamos las reglas, es porque en casa ni en la escuela no nos
enseñaron a respetarlas, por eso se dice que estamos en una crisis de valores
en nuestras familias, porque quizá como padres, madres o tutores dejamos la
responsabilidad de la educación a los maestros, y estos a los padres y en
ningún momento ninguno de estos actores tomó en serio su responsabilidad de
formadores en valores, porque educar no es sólo transmitir conocimientos,
educar es “transmitir conocimientos en un proceso de enseñanza aprendizaje
integral, que contemple los valores como piedras angulares para el desarrollo
humano”, y esta enorme responsabilidad recae en quienes participan en los
primeros años de formación de los seres humanos.
La
imagen que tenemos de nuestros gobiernos, de los representantes en las
iglesias, de los maestros, de los empresarios, de los diputados, de quienes
dicen representar la ley es el reflejo de lo que somos como sociedad, pues las
personas que están en esos espacios de poder llegaron ahí precisamente porque
fueron colocados directa e indirectamente por la misma sociedad, la ciudadanía
es quien determina quien la representa, porque nuestros representantes fueron
sacados por voluntad propia o comunitaria de los espacios privados para estar y
dirigir en los espacios públicos.
En
este momento nos encontramos en una fase histórica importante, podemos cambiar
nuestro entorno público a partir de generar un cambio en nosotros mismos, si
cuidamos nuestra persona, nuestra familia, nuestra casa y nuestro planeta,
podremos tener una mejor sociedad y un mejor lugar para vivir, porque lo
merecemos.
Te
invito a que me envíes tus comentarios a mi Twitter @TeBriceo y en Facebook
Teodoro Briceño de la Parra, hasta la
próxima.
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